Flora Tristán fue abuela de Paul Gauguin. El paraíso en la otra esquina es una biografía novelada de ambos personajes escrita por en la que los episodios de los personajes se van alternando por capítulos. Mario Vargas Llosa escribió esta obra en 2003, entre La fiesta del chivo y Travesuras de la niña mala, dos de sus trabajos más aclamados y consolidados. En retrospectiva, El paraíso ciertamente es una obra floja, a medio cuajar entre la novela y la monografía.
Los que han comentado sobre El paraíso y el propio Vargas Llosa han destacado que la novela busca describir cómo dos personas buscan la utopía: Flora mediante la promoción de la revolución social y la igualdad de género, y Gauguin yéndose a Tahití buscando el paraíso perdido. No sobra mencionar que ninguno de los dos logra su cometido.
Aquí está el propio Vargas Llosa hablando sobre El paraíso en la otra esquina:
En el fondo, El paraíso no es más que la narración en paralelo la historia de un pintor sifilítico que se va a recluir al fin del mundo por resentimiento con la vida, y la de una burguesa venida a menos, violada, que luchó contra el sistema social de su época, que buscó promover una revolución social pacífica, y que luchó por la igualdad de género. Si este brevísimo resumen hace paracer la vida de Flora más interesante que la de Gauguin es porque lo es: los hombres como personajes literarios ya están muy gastados y la historia de la vida de Gauguin no aporta nada nuevo. No obstante, como es de esperarse, al ser un personaje más reconocido, la biografía de Gauguin es más envolvente y rica; los episodios de la vida de Flora son más planos. Eso no es totalmente culpa de Vargas Llosa, sino también de las expectativas de los lectores.
El paraíso es un libro recomendable pero no indispensable. Vargas Llosa ha publicado mucho mejor material y no vale mucho la pena perder el tiempo con este: tanto la biografía de Flora como la de Gauguin están disponibles en Wikipedia o en infinidad de sitios web, y si bien no están tan bien presentadas como en el libro de Vargas Llosa, en realidad no creo que el lector necesite más.