Este blog es muy crítico de las teorías culturales en las ciencias sociales. Decir que tal o cual país es pobre o rico por su "cultura" es una estupidez. La palabra cultura es un saco vacío en el que podemos meter lo que queramos, bueno o malo, para reflejar nuestros miedos y nuestras esperanzas. Cuando Mao llegó al poder, la socialización excesiva era atribuida a la "cultura confuciana"; ahora que China es el paraíso del capitalismo, la culpa es también de Confucio, ese viejo bribón.
No obstante, a veces es tentador hacer generalizaciones en base a la "cultura", aunque sea nada más por provocar. A veces dan ganas de decir cosas como, por ejemplo, que la cultura española (término que abarcaría a catalanes, vascos, gallegos, andaluces, y demás, así como los países hispanohablantes de América) tiene muchos problemas para reconcilarse con su pasado. Como testimonio están, por ejemplo, los 8 años que perdió España durante el gobierno de Zapatero discutiendo la Guerra Civil en lugar de prepararse para la depresión económica en la que el país está sumergido, o el apego irracional de Argentina por las Islas Malvinas.
México no se ha podido reconciliar, entre otras cosas, con su pasado virreinal. Para muestra basta ver los libros de texto gratuitos de la SEP, en los que se pasa de la caída de la gloriosa Tenochtitlan a la gloriosa insurreción del Padre Hidalgo en un parpadeo, como si no hubiera habido 300 años de por medio. Es una pena que México ignore y dé la espalda al período en que fue parte de España, no solamente porque México fue la joya de la corona española (¿o creen que los españoles le pusieron "Nueva España" nada más de buena onda?), sino porque la estructura socioeconómica latifundista y monopólica que rige la vida del país hasta nuestros días se creó en esa época, en el Virreinato. Además de que estudiar el Virreinato nos ayudaría a entender cosas más banales como por qué hablamos como hablamos, entre otros temas. En fin: con esos bueyes hemos de arar.
En sus dos discos, y mediante la interpretación de música sefardí, renacentista y virreinal, Ensamble Galileo ayudó a México a reconciliarse con su pasado virreinal y su herencia renacentista, y de paso hizo lo mismo con España y su pasado sefarditas. Todos los bienes del Mundo, su primer disco, recupera, de manera destacada, canciones de Manuel de Sumaya, uno de los compositores más importantes en la historia de México y, si Wikipedia tiene razón, del Mundo, ya que al parecer Händel utilizó uno de sus libretos.
(nota al margen: cada vez que en este blog se menciona a las comunidades sefarditas, se incluye un link, a manera de homenaje, al discurso que dio Saolomon Gaon al recibir, a nombre de las comunidades sefarditas de todo el mundo, el Premio Príncipe de Asturias. Este es uno de los discursos más bonitos y conmovedores que se hayan dicho jamás)
Amazon, el gigante estadounidense de ventas online, presenta 16 resultados cuando se buscan las palabras Manuel de Sumaya, además de vender los dos discos de Ensamble Galileo en formato MP3. Mixup, la cadena de tiendas de discos propiedad de Carlos Slim, y Ghandi, la única cadena de productos culturales que ha triunfado a nivel nacional venden, entre las 2, 0 (cero) productos relacionados con Manuel de Sumaya y, obviamente, no venden ninguno de los discos de Ensamble Galileo (aunque los consumidores mexicanos lo pueden comprar en el sitiio de Fonarte Latino). Los mexicanos encuentran cierto placer en darse cuenta que todo el mundo disfruta de su rico legado cultural excepto ellos. Este es un ejemplo más para que se sigan regodeando en la tierra del "Qué linda es mi desgracia".
Este blog ha criticado a rockeros como Nine Rain y La Barranca por financiar sus trabajos con subsidios gubernamentales. En aras de la congruencia, Ensamble Galileo merece una felicitación: no sólo no recibieron un peso del gobierno para grabar este disco, sino que lo hace intentando acercar el género barroco al gran público con cierto éxito. El hecho de que la recientemente fallecida Rita Guerrero, gurú del rock y la izquierda mexicana, haya puesto las voces en este proyecto explica su éxito.
No hay canción mala en Todos los bienes del mundo. El único reproche que se le puede hacer es que Rita Guerrero tiene dificultad para llegar a algunas notas, pero eso es algo menor, me imagino. En general, este es un disco muy disfrutable, tanto por conocedores de música barroca como por neófitos.
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