Así pasa la vida, como raro espejismo.
¡La rosa azul que alumbra y da el ser al cardo!
-César Vallejo “La voz del espejo”
Cuatro razones por las que un adolescente debe leer a César Vallejo.
1. Porque es la fuente de inspiración de algunos cantantes contemporáneos. Hay dos casos en que la influencia es evidente. El primero es Joaquín Sabina, cuya canción “Contigo” retoma el París con aguacero en el que Vallejo recordó su muerte por adelantado del poema “Piedra negra sobre una piedra blanca.” El segundo caso es Enrique Bunbury: “En la espina dorsal del Universo”, nombre de una de las canciones que aparece en El tiempo de las cerezas, es una expresión utilizada por César Vallejo en “Los anillos fatigados.” En el caso de Sabina, creo que la referencia al París con aguacero tiene más que ver con el deseo de no caer en los lugares comunes que llenan la vida de las parejas, matando al amor, más que con la melancolía que produce la eterna grisura de la capital francesa. En el caso de Bunbury, la letra de su canción me parece casi tan indescifrable como el poema de Vallejo.
2. Porque Vallejo fue un poeta rebelde que insultó a dios de una forma sutil y elegante, pero vehemente a la vez. Se dice que Nietzsche es una lectura obligada para que se despierte la capacidad crítica de los jóvenes (aunque en realidad, a mí me parece que Nietzsche es más un propagandista que un filósofo que enseñe a pensar). Vallejo, al igual que Nietzsche, hizo de la muerte de dios uno de sus temas recurrentes. En ese sentido, si uno compra el discurso de que los adolescentes deben cuestionar todo a su alrededor, y todo eso, Vallejo es una forma poética y artística de hacerlo y, por lo tanto, más disfrutable que los textos biliosos y llenos de amargura del filósofo alemán.
3. Porque, en el fondo, Vallejo nunca dejó de ser un adolescente. Su extremada sensibilidad ha hecho que pasara a la posteridad como “el poeta del dolor”. Me parece un calificativo injusto. Vallejo fue, sobre todo, un hombre solitario, pobre, e incapacitado de volver a su tierra. “El buen sentido”, poema en prosa en el que narra un hipotético regreso a casa de su madre en Perú que nunca tuvo lugar, es un texto desgarrador, pero no por doloroso, sino porque era un imposible. La soledad existencial que vivió Vallejo no es muy diferente a la que siente un joven. Y no escribo esto motivado por un sentimentalismo barato o porque crea que, en el fondo, toda persona entre los 15 y los 21 años es un emo. Los cambios biológicos que sufrimos al ser adolescentes, por no mencionar el entorno social, hacen que esa edad sea mucho más compleja de lo que solemos recordar.
4. Porque, al leer a Vallejo, los adolescentes pueden aprender a deformar el idioma de una forma que tenga sentido. Vallejo inventó palabras a lo largo de su vida. Trilce, título de su libro más exitoso en vida, era una palabra inexistente antes de él. Los adultos por lo general nos molestamos ante la inventiva lingüística de los adolescentes, sin recordar que el idioma es algo vivo y, por lo tanto, cambiante. Vallejo, dentro de su soledad, encontró diversión (o quizá sólo placer) creando palabras y deformando las que ya existían.
Una edición crítica de la obra completa de Vallejo está disponible gratis aquí vía Google books. Faltan algunos poemas; ignoro por qué…
Foto: Avenida César Vallejo en Lima, Perú
Cortázar y Vallejo... estás haciendo la antología del adolescente ideal? Propongo Bolaño a la lista!
ReplyDelete... y Dostoyevksi..
JAJAJAJA
ReplyDeleteDostoyevski está en la lista, pero tendrá que esperar un tiempo, quizá un año. A Bolaño no lo he puesto en la lista.