En alguna ocasión, Luis González de Alba escribió que dejó de leer a Carlos Fuentes
cuando éste, a fin de atraer lectores extranjeros, subió sus notas al pie de
página al texto principal.
Jorge Volpi, hijo literario de Fuentes, ha empleado la misma
“técnica literaria” desde el inicio de su carrera, y en ese sentido se le adelantó a su papá: no tuvo que esperar a que el mercado mexicano de lectores le
quedara chico.
En su “trilogía de la maldad” Volpi mezcla situaciones de vida de
personajes históricos no mexicanos con artículos enciclopédicos
un poco por encima del nivel de Wikipedia y los adereza con detalles novelescos. Así, Volpi ganó el
Biblioteca Breve con En busca de Klingsor, su primera novela, y durante
muchos años fue presentado como el primer escritor mexicano que no se miraba el
ombligo al momento de redactar desde tiempos de Alfonso Reyes. El truquito le
funcionó… hasta que dejó de funcionarle. La fórmula se le agotó, como suele
suceder. En su vida post-escritor, Volpi empezó a hacer política y a vivir del
presupuesto, dirigiendo la tele pública y fungiendo como agregado cultural en varias embajadas mexicanas hasta que, emulando de nueva cuenta a Fuentes, escribió un artículo en contra de su jefe, Felipe Calderón.
No voy a decir que No será la tierra es un libro
aburrido. A mí me entretuvo, a pesar de haber leído otros libros de Volpi, y
creo que a los que no han descubierto a este escritor, la fórmula les puede parecer novedosa.
Pero No será la tierra tiene limitaciones considerables: al empezar con
la conclusión de la historia, se pierde todo elemento sorpresa, que fue lo
único novedoso que Volpi le dio a la literatura mexicana con En busca de
Klingsor: la dignificación del thriller policiaco. Para ser un libro que trata
sobre tres mujeres (o 5, Volpi nunca deja claro quiénes son las protagonistas),
hay demasiada testosterona y muy pocos estrógenos. Volpi podrá argumentar que
eso se debe a que el narrador es un personaje masculino, pero como quiera que
sea el personaje resulta poco creíble: un periodista que conoce la intimidad de
varias personas con las que ha hablado, en el mejor de los casos, tres veces en
la vida.
En breve, No será la Tierra tiene muchos problemas de diseño para que merezca ser tomada en serio, pero es muy largo para que se la pueda considerar una novela ligera. Recomiendo este libro con la mínima aprobatoria.
Decir que tiene "potencial" ya sería una burla...
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