¿Te bastan esos botones, o necesitás todo el costurero?
-Julio Cortázar, en uno de los textos clasificados como "Entrevistas ante el espejo"
Si fuera un crítico literario profesional, detestaría hacer una crónica de cualquier libro que, como Papeles inesperados, recogiera textos inéditos de un escritor fallecido consagrado. El crítico está en esas situaciones en una posición imposible. Por un lado, decir que los textos son malos lo coloca del lado de los detractores del autor consagrado en cuestión. Por el otro lado, decir que los textos son buenos lo coloca en una posición totalmente contraria a la del escritor, quien, por razones imposibles de descifrar, decidió no publicar los documentos que se descubren después de su muerte.
Los libros como Papeles inesperados sólo sirven para dos cosas. La primera es para que los admiradores del escritor completen su colección y, en el caso específico de los admiradores que sí leen, para que tengan una pieza nueva de literatura del ídolo. La segunda cosa es para que las casas editoriales se llenen de dinero. Este tipo de libros no son útiles ni para conocer a un escritor (para lo cual lo lógico, aunque no siempre lo mejor, es leer su libro más conocido), ni para descubrir sus pensamientos (si el autor está muerto, es evidente que ya conocemos sus pensamientos a través de su obra publicada con anterioridad).
En ese sentido, Papeles inesperados es un libro imprescindible para los admiradores de Cortázar, pero no porque se encuentre en este ejemplar algo novedoso (quizá la única excepción sea un capítulo suprimido del Libro de Manuel), sino por el hecho mismo de que sea un libro de textos inéditos de Cortázar... Los que quieran conocer a Cortázar pueden iniciarse con Rayuela, o el Bestiario, o cualquiera de esos.
Para el resto de los mortales, es decir, para los que gozamos de la lectura de Cortázar sin llegar a ser expertos o admiradores incondicionales, Papeles inesperados es un libro prescindible con varios momentos memorables. En mi caso, esos momentos son "Manuscrito hallado junto a una mano", cuento divertidísimo, "Un cronopio en México", que narra las experiencias de Cortázar en ese país, todos los poemas, entre otros.
Me parece que hay un exceso de ensayos y textos políticos en relación con piezas literarias. Más allá del fetiche de querer publicar todo lo que escribió Cortázar, me parece que los textos son prescindibles por repetitivos: toda persona que haya leído algo de Cortázar sabrá que apoyó al régimen socialista de Cuba hasta la ignominia, que fue un opositor incansable de las dictaduras militares de América Latina y, en general, un partidario de la revolución socialista mundial, permamente e imaginativa. Los textos no aportan nada nuevo para conocer el ideario de Cortázar, y no tendrían por qué hacerlo: no hay que olvidar que Cortázar no era un teórico político. Su comunismo era más bien hormonal, como el de la mayoría de la gente. En ese sentido, su pensamiento político no evolucionaba.
Papeles inesperados es un buen libro.
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