Friday, September 7, 2012

Por eso estamos como estamos - Carlos Elizondo Mayer Serra

Junto con Jorge Castañeda y algún otro más, Carlos Elizondo es uno de los tres comentócratas más analíticos y preparados del México actual. Ex-representante permanente ante la OCDE, comentarista de televisión y académico del CIDE, Elizondo es una voz a la que hay que escuchar (o leer) para tener una perspectiva integral de los problemas de México -y de algunas de sus soluciones.

En Por eso estamos como estamos, Elizondo aterriza varias horas de investigación y práctica en el proceso de creación de políticas públicas. Su periodo en la OCDE sin duda contribuyó a la perspectiva comparativa  del libro. Desde que volvió de París, Elizondo ha insistido en que nos tenemos que comparar (y emular en la medida de lo posible) con los países que tienen el nivel de vida  más alto del mundo. En el siglo XXI, de nada sirven las tradiciones intelectuales mexicanas de mirarse al ombligo y pretender encontrar soluciones "mexicanas" o creerse líderes del Tercer Mundo o de esa entelequia llamada "América Latina." Creer que somos un país único y que nuestros problemas son irrepetibles es, además de xenofóbico, miope en el sentido de que de desperdiciamos la experiencia acumulada por otros. Creernos líderes de comunidades inexistentes o que han fracasado repetidamente es una estrategia condenada al fracaso: si algo nos enseñó la fiebre AH1N1 es que la solidaridad latinoamericana no existe y Estados Unidos es, en la realidad, y para bien y para mal, el único socio que tenemos. Los que cerraron los aeropuertos a los ciudadanos y a los productos mexicanos durante la crisis sanitaria fueron Chile, Perú, Colombia, Brasil, Argentina, Bolivia, y los demás países de Sudamérica; Estados Unidos las dejó abiertas. Los que cierran sus fronteras a los automóviles hechos en México cada vez que tienen un déficit comercial son Brasil y los miembros de ese protectorado suyo llamado "MERCOSUR"; Estados Unidos las ha dejado abiertas desde 1994. El Tercer Mundo patea la mesa cuando un acuerdo no le conviene; Estados Unidos lo respeta (aunque intente sacar ventaja a la mala en la negociación del acuerdo).

La premisa de Elizondo es que las instituciones de México son disfuncionales para los cambios sociales y políticos que el país ha sufrido desde 1988, el sexenio del optimismo salinista. Pero, ojo: al decir instituciones Elizondo no se refiere al Congreso, Presidencia, etc. Elizondo es escéptico, y con mucha razón, de que cambios a la composición del Congreso pueden traer la prosperidad que México quiere y se merece. "Ingenieros constitucionales" como Francisco González de Johns Hopkins ignoran que las instituciones mexicanas sobrerrepresentan a la izquierda (más allá de lo que diga el Gran Canalla) por construcción y para evitar que se vayan de guerrilleros a la selva o saboteadores a las ciudades. Todas las propuestas que dicen que la eliminación de los diputados plurinominales, traerán mayor representatividad ignoran dos hechos: a) sin plurinominales, el PRI tendría, hoy, mayoría absoluta en las Cámaras; b) el único partido que tiene infraestructura política a nivel nacional es el PRI; el PAN y el PRD son fuertes en zonas específicas de la República pero no son partidos nacionales. Dudo que los "ingenieros constitucionales", militantes en su mayoría del PRD, y egresados de recintos marxisto-leninisto-guevaristo-chavistas como la UNAM y el COLMEX, anhelen un regreso del PRI, aunque nunca se sabe; como lo dijo en alguna ocasión Pedro Joaquín Coldwell: todos los partidos que tienen una "R" en sus siglas son primos hermanos del PRI.

Lo que Elizondo tiene en mente al decir instituciones es algo muy parecido a lo propuesto por académicos  como Daron Acemoglu y Dani Rodrik (y por lo tanto, Barrington Moore, el padre olvidado del institucionalismo en Ciencia Política): es decir, el conjunto de mecanismos, formales e informales, que sirven como piso común para las interacciones en el seno de una sociedad. Una institución puede ir desde la Ley Orgánica del Congreso de la Unión hasta el entendimiento de que a los cuicos se les tiene que dar mordida, pasando por la regulación de monopolios en sectores estratégicos de la economía. El problema con este marco conceptual es que es demasido amplio: si todo es una institución, entonces la prescripción de política pública es que hay que cambiar "todo" para que todo esté bien. Conciente de las limitaciones de su marco conceptual,1/ Elizondo propone 10 reformas que hay que cambiar para que México pueda volverse más competitivo y próspero. Las cito a continuación:

  1. Reglamentar y transparentar el cabildeo legislativo
  2. El sistema electoral, incluida la reelección, el costo de las campañas, las candidaturas independientes, y el acceso a los medios de comunicación (ojo, priístas y lopezobradoristas: la contrarreforma que ustedes impusieron en 2007 NO es lo que propone Elizondo).
  3. El amparo y la procuración de justicia, en particular en temas fiscales.
  4. El ámbito laboral.
  5. La protección del consumidor a través de una procuraduría eficaz y con poder de sanción.
  6. La regulación del mercado y la promoción de la competencia.
  7. La apertura del mercado energético.
  8. El sistema educativo.
  9. El sistema de protección de la salud.
  10. El régimen fiscal.
Ninguna de estas 10 áreas son nuevas para los seguidores de la política mexicana. De hecho, el Banco Mundial, el FMI, la OCDE, y los think tank serios que han surgido últimamente en México las han repetido  ad nauseam en los últimos años. 

Y es que ese es el problema de México: es un país sobrediagnosticado al que le falta liderazgo político para hacerle cara a los monopolios públicos y privados y a los sindicatos que se benefician de los mismos. El liderazgo político no nace de la nada por cambiar la composición del Congreso. El problema es, quizá, generacional: a nivel mundial, los líderes políticos actuales son, en su mayoría, baby boomers que no van a convertirse en enemigos de su propia generación adoptando medidas de política pública que beneficien a los ciudadanos del futuro. El problema tiene que ver, quizá también, con la naturaleza responsiva de la democracia: al parecer los regímenes democráticos sólo son capaces de instaurar medidas pro-competencia y pro-capitalistas después de haber quebrado y después de haberlo ensayado todo.

Ojalá México no tenga que esperar a quebrar para implantar las medidas que necesita para ser un mejor país.


1/ A un intelectua honesto se le reconoce cuando acepta que su marco conceptual tiene limitaciones. Yo conozco a pocos que cumplan el requisito.

NOTA: Una joyita que ya lleva tiempo circulando en la red: estudiantes de la UNAM mostrando su educación, pagada con los impuestos de TODOS los mexicanos. La Patria se los agradece:


1 comment:

  1. Muy interesante el Elizondo. Aquí le va otros tres puntos a la lista:

    1. Transporte público
    2. Parques
    3. Banquetas

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